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Principales técnicas de reproducción asistida

Por Victoria Pérez
Mujer rubia observando un test de embarazo con cara de frustración sobre su cama

Muchas son las personas que encuentran problemas a la hora de concebir un hijo y buscan una solución en las diferentes técnicas de reproducción asistida, un método reproductivo que ha aumentado un 28% en los últimos 5 años según datos del Ministerio de Sanidad. Esto hace que cada vez sea más frecuente la aparición de clínicas que ofrecen tratamientos de fertilidad enfocados a la consecución de un embarazo seguro y sano.

A lo largo de los años, este tipo de intervenciones han ido desarrollándose y apareciendo nuevas técnicas que se adaptan de manera óptima a las necesidades de los usuarios. Es por este motivo que los profesionales sanitarios buscan una especialización que dé cobertura a una necesidad cada vez más demandada por la sociedad, como es el caso del Máster en Ciencias Biomédicas y Reproducción Humana que ofrece todos los conocimientos sobre reproducción asistida.

¿Qué es la reproducción asistida?

La reproducción asistida es un conjunto de tratamientos de fertilidad enfocados a la consecución de un embarazo que no se puede llevar a cabo de manera natural por diferentes razones. Entre los usuarios que recurren a este tipo de técnicas se encuentran parejas con problemas de fertilidad, personas solteras y parejas homosexuales.

Este método de gestación de manera artificial comenzó a desarrollarse tras el nacimiento de la conocida como la primera “niña probeta” de la historia en 1978 a través de la técnica de fecundación in vitro, donde todo el proceso de fecundación se llevó a cabo en un laboratorio fuera del cuerpo humano, extrayendo un óvulo femenino y fecundándolo con un espermatozoide para después implantarlo de nuevo en la madre.

Luis Martínez Navarro, Presidente de la Sociedad Española de Fertilidad, afirma que en la actualidad las técnicas de reproducción asistida se están desarrollando rápidamente, lo cual da respuesta a la necesidad de la medicina reproductiva en un sociedad que cada vez presenta una tasa mayor de infertilidad.

Entre los tratamientos de fertilidad que forman parte de la inseminación artificial se encuentran principalmente la inseminación artificial y la fecundación in vitro, dos de las técnicas de reproducción asistida más populares. A continuación se analizan sus principales diferencias.

Diferencia entre la inseminación artificial y la fecundación in vitro

La inseminación artificial y la fecundación in vitro son dos técnicas de gestación artificial que responden a un mismo objetivo pero que presentan variaciones en el método en el que se llevan a cabo.

En primer lugar, la principal diferencia entre la inseminación artificial y la fecundación in vitro es el lugar en el que se produce la fecundación. De esta manera, en la inseminación se lleva a cabo una estimulación ovárica y se hace un análisis del semen, del que se obtendrá una muestra con los mejores espermatozoides. Esta muestra se implanta en el útero a la espera de que se produzca la fecundación.

Por su parte la fecundación in vitro, también conocida como FIV, lleva a cabo también una estimulación ovárica, pero este gameto se extrae del cuerpo de la mujer y se fecunda de manera artificial en un laboratorio, volviendo a introducir el óvulo fecundado en el cuerpo de la mujer para facilitar el desarrollo del embarazo.

Otra de las diferencias básicas entre ambas técnicas reside en la estimulación de los óvulos, la cual es mucho menor en la inseminación artificial, ya que en la FIV el objetivo es obtener varios óvulos diferentes para aumentar las posibilidades de éxito. De esta manera, al reducir la estimulación en el caso de la inseminación artificial, se disminuye la probabilidad de un embarazo múltiple, una casuística más frecuente en la fecundación in vitro debido a que se inserta en el útero más de un gameto fecundado para asegurar el embarazo.

Finalmente, otra diferencia entre la inseminación artificial y la fecundación in vitro radica en el precio y la efectividad. Mientras que la primera es más sencilla y por tanto más económica, sus probabilidades de gestación y desarrollo del embarazo son más bajas (menos del 20%) la FIV supone una intervención quirúrgica y por tanto su coste es más elevado, aunque la tasa de éxito es mayor, rondando el 60%.

Técnicas de reproducción asistida según la fertilidad y el modelo de familia

Independientemente de la técnica empleada para la fecundación de la madre gestante, es preciso tener en cuenta de dónde proviene el problema de infertilidad. En parejas heterosexuales, para poder considerar problemas de fertilidad se deben exponer a un periodo de mínimo un año llevando a cabo relaciones sexuales sin métodos anticoncpetivos, un periodo que se reduce cuando la mujer es mayor de 36 años.

En ese caso, o si existen problemas evidentes de infertilidad, la pareja deberá solicitar un estudio de fertilidad que detecte el origen de este problema y a partir de ahí poder establecer las técnicas de reproducción asistida que mejor se adapten a sus necesidades. De forma general, los problemas de infertilidad más frecuentes en mujeres suelen deberse a una baja cantidad de óvulos, alteraciones del ciclo menstrual o problemas en la implantación embrionaria. Por su parte, en el hombre lo más común es la mala calidad del semen o alteraciones en los espermatozoides.

En lo referente al modelo de familia, y una vez analizados los tratamientos recomendados para parejas heterosexuales, hay que tener en cuenta las necesidades de otras personas que deseen tener un hijo. Por un lado se encuentran las mujeres solteras y parejas lesbianas que necesitarán un donante de semen, pudiendo recurrir a la inseminación artificial o a la fecundación in vitro para gestar ellas mismas al futuro bebé.

Por otro, se encuentra el caso de los hombres solteros y parejas homosexuales cuya única opción en el plano de la reproducción asistida es la gestación subrogada, un método que está penalizado en España por la Ley 14/2006, por lo que muchas veces se recurre a una gestante del extranjero. Para llevar a cabo este procedimiento existen dos vías: la gestación subrogada tradicional, donde la gestante aporta su óvulo que es fecundado mediante cualquiera de la técnicas de reproducción asistida mencionadas, y la gestación subrogada gestacional, donde la gestante solo presta su útero, implantándose en él un óvulo fecundado.