El uso de la mascarilla en el entorno sanitario es un gesto cotidiano para todos los profesionales del sector por ser una acción que está incluida en los protocolos de protección frente al paciente y viceversa. De igual manera, lo es el empleo de guantes, otro elemento clave a la hora de proteger a los pacientes ante posibles contagios.
Según las recomendaciones del Ministerio de Sanidad frente al coronavirus, se deberá extender su uso a toda la población cuando salga fuera de sus domicilios para proteger así a otras personas de los infectados asintomáticos, es decir aquellas que están contagiadas de COVID-19 pero que no presentan síntomas, aunque si son transmisores del virus.
Basado en este motivo el tipo de protección que se debe usar es la conocida como mascarilla quirúrgica, que tiene como finalidad impedir el contagio desde el enfermo hacia el exterior. Si esta pauta es llevada a cabo por toda la población de manera correcta y junto a las demás recomendaciones, evitar el contagio es probable. Pero para que realmente funcione hay que usar la mascarilla de manera correcta.
Cómo colocar una mascarilla
Para entender cómo ponerse una mascarilla es necesario tener en cuenta una serie de aspectos que garantizarán que este elemento está usándose de manera correcta y, por tanto, que el usuario está protegido frente al contagio:
- Antes de poner una mascarilla es necesario lavarse las manos con jabón y agua o bien con un desinfectante a base de alcohol.
- La colocación se debe hacer de tal manera que la nariz y la boca queden perfectamente cubiertas.
- Las gomillas o lazadas deberán ir atadas en la parte posterior de la cabeza o sujetas las gomas en las orejas.
- Las mascarillas pueden tener diferentes tamaños y para que no pierdan eficacia deben estar ajustadas de manera correcta a la cara. Para comprobar que se cumple con ello, hay que fijarse que al inspirar la mascarilla se pega a la cara y al espirar no sale aire por ningún lateral. Si esto no ocurre, el ajuste no es correcto, y, por tanto, tampoco lo es la prevención de contagio.
- Se recomienda que esté siempre colocada en su posición, nunca se debe retirar para hablar, toser o cualquier otro motivo.
- No se debe tocar nunca ni meter el dedo por debajo.
- Otro gesto frecuente y poco recomendable es dejarla en el cuello. Esto no solo es contraproducente para evitar el contagio, sino que además lo prolifera, ya que si es una mascarilla usada, cabe la posibilidad que haya sido contagiada por una microgota y al dejarla caer en el cuello se deja libre boca y nariz quedando el usuario expuesto a un posible contagio.
- La mascarilla debe retirarse una vez que está húmeda.
- Este producto sanitario está concebido para un único uso, garantizando su eficacia solo durante unas horas. Por ello, es imprescindible desecharlo tras su uso.
- Para retirarla se debe procurar hacerlo tirando de las gomas o cintas siempre por la parte más alejada de la boca, evitando así tocar el material.
Tipos de mascarillas frente a pandemias
El debate sobre qué tipos de mascarillas usar y la fabricación casera de las mismas está latente debido al desabastecimiento en las farmacias. Este es el motivo de que el ingenio tome las riendas para crear estos elementos en casa, pero hay que tener precaución con ello, ya que dichas prendas caseras no garantizan una protección frente al virus, ya que en la mayoría de los casos dejan pasar partículas si se estornuda o se tose.
Continuando con la problemática de la poca disponibilidad de las mismas, es frecuente que los ciudadanos incidan en la reutilización de las mascarillas. Sin embargo, este tipo de protección está creada para un solo uso y por ello las opciones de esterilizar o higienizar en casa no están establecidas, ya que todas las formas de esterilización conocidas requieren de instrumental y técnicas hospitalarias, las cuales están reservadas para especialistas, como por ejemplo el auxiliar de enfermería o TCAE a distancia.
Usando los datos que tenemos sobre la transmisión del virus y teniendo en cuenta la dificultad para acceder a este material, una recomendación podría ser dejar la mascarilla sin tocar durante tres días para dejar morir al virus, siempre y cuando esto sea posible.
Poner una mascarilla puede resultar agobiante para aquellas personas que nunca antes la habían usado, pero es fundamental para evitar ser contagiados y contagiar en el caso de ser portadores asintomáticos del virus.
La situación actual es muy cambiante siendo necesario estar al día en las recomendaciones que las autoridades van lanzando adaptadas a los nuevos datos que se obtienen.