El comercio internacional lleva entre nosotros desde tiempo inmemoriales. Hemos pasado de formar parte de una sociedad que realizaba rutas marítimas y arriesgaba su vida para comprar y vender sus productos a adquirir cualquier cosa desde casa con un simple clic.
Pero la evolución ha ido mucho más allá. Este tipo de intercambios sólo los podían hacer las grandes organizaciones, aquellas que contaban con un gran patrimonio y organización logística. Actualmente, ya casi todo el mundo puede comprar y vender de manera global.
¿Quieres el último modelo de unas zapatillas de venta exclusiva en EE.UU.? Sólo tienes que teclearlo en internet y en cuestión de minutos ya habrás realizado tu compra. Todo se ha vuelto más fácil, más rápido y más intuitivo.
La globalización ha creado un nuevo modelo comercial en el que es mucho más importante tener presencia en internet que una tienda física. De esta manera, el mercado ya no conoce barreras, creciendo al mismo ritmo que evoluciona la sociedad.
En este contexto, nos preguntamos, ¿qué es el comercio internacional? En su concepto original se puede definir como aquellos actos propios de los intercambios de bienes, servicios o conocimientos entre dos o más países o regiones. Esto implica, por supuesto, una economía abierta. Esto es, un sistema en el que se realizan salidas y entradas de mercancías, más conocidas como exportaciones e importaciones, teniendo en cuenta el tipo de regulación establecido por cada país o región.
Estas normativas se llevan a cabo a través de barreras arancelarias, cuotas y acuerdos. En el mundo del comercio internacional son conocidos los Incoterms, reglas universales para regular las condiciones del transporte internacional de mercancías.
Ventajas y desventajas del Comercio Internacional
Para comprender qué es el comercio internacional hay que tener en cuenta que es una realidad cambiante, que ha estado siempre entre nosotros y se ha desarrollado según las necesidades de la sociedad. Con este modelo de compraventa entre países nuestra empresa se abre hacia un escaparate mayor, lo que puede ser sinónimo de aumentar las ventas. Sin embargo, la mayor exposición también genera nuevos riesgos.
De este modo, se pueden establecer como ventajas de este tipo de este tipo de comercio el fomento de la interdependencia entre países y el bienestar de naciones, aunque también genera beneficios dentro de la empresa, como la mejora de la competitividad al encontrar nuevos proveedores más económicos, y la atracción de nuevos inversores. Estos factores se traducen en mayores ingresos para el negocio, que crecerá de manera próspera.
Sin embargo, el mercado internacional también favorece el aumento de las desigualdades entre unos países y otros, con la consiguiente imposición de condiciones y tratos injustos. En estas desventajas influye también el uso de diferentes idiomas que puede dificultar las relaciones con clientes y proveedores, así como los sobrecostes que conlleva el desarrollo logístico que requiere la internacionalización de nuestros servicios.
En cualquier caso, el comercio internacional está a la orden del día, y cada vez más. Conocer sus conceptos, características y forma de actuar es algo esencial si queremos formar parte del entorno empresarial que nos rodea.