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Durante años, el ámbito del deporte profesional ha basado su éxito en el entrenamiento físico dejando de lado los factores psicológicos que también afectan a los deportistas. Emociones como la ira y la frustración, muy frecuentes en el deporte, se han visto acrecentadas con la irrupción de los medios y las redes sociales. Por este motivo, el entrenador debe contemplar un nuevo ingrediente para el éxito: la psicología deportiva.
¿Qué es la psicología deportiva?
La psicología deportiva o coaching deportivo es una rama de la psicología que trabaja con las emociones de los deportistas para mejorar su rendimiento, ayudándoles a conocerse mejor a sí mismos y a establecer un autocontrol sobre los sentimientos negativos que pueden intervenir en su juego, desde el miedo al fracaso hasta la ansiedad por competición.
Esta disciplina estudia las causas que desencadenan un comportamiento determinado en el atleta, ayudándole a gestionar algunas de las variables psicológicas que pueden desembocar en una actitud negativa. De esta manera, el psicólogo deportivo realizará dinámicas con los deportistas para mejorar su concentración, motivación, autoconfianza y atención, así como a gestionar el estrés por competición.
En equipos profesionales es frecuente contar con la figura de un psicólogo deportivo titulado en la plantilla, ya que el trabajo emocional y psicosocial es de vital importancia en el entrenamiento de los jugadores. Sin embargo, en equipos más humildes no es posible afrontar el mantenimiento de este perfil profesional, por lo cual debe ser el entrenador el que desarrolle el papel de coach deportivo.
Principales factores que aborda la psicología deportiva
El entrenador aprende en su formación en Grado Superior en Enseñanza y Animación Sociodeportiva algunos de los factores clave para alentar a su equipo y motivarlo hacia la consecución de nuevos objetivos. Sin embargo, el coach deportivo debe ir más allá, conociendo a sus jugadores y el entorno que los rodea para detectar mediante la observación de sus gestos, sus conductas y su rendimiento si están bien o algún factor externo les está afectando.
Una vez establecido un vínculo entre entrenador y jugador, la psicología deportiva aborda una serie de aspectos emocionales intrínsecos a la práctica deportiva y que se deben trabajar día a día, desde las categorías base, para poder gestionarlas de manera óptima y evitar que afecten al rendimiento del deportista y del equipo. Algunos de los más comunes son:
- Motivación por el deporte. En las categorías inferiores es frecuente que los niños sean inscritos por sus padres en un deporte determinado pero no tengan interés por él. En este caso, el entrenador deberá trabajar con el jugador para fomentar su afición, focalizándose en los aspectos que más llamen su atención.
- Ansiedad por la competición. Muchos deportistas sufren ansiedad ante los enfrentamientos deportivos, ya sea por la imposición de una necesidad de ganar sea como sea o por los nervios de partido. Esta ansiedad puede hacer que se muestre desconcentrado, que pierda intensidad en el juego o que presente dudas al realizar una jugada determinada.
- Miedo al fracaso. Generalmente, la mayoría de los deportistas conviven con la frustración deportiva. Para combatirla, el técnico deberá fomentar una idea que dé importancia a la progresión deportiva y la consecución de objetivos técnicos frente a la idea de ganar por encima de todo. En este caso, también es frecuente que algunos jugadores se frustren al no alcanzar la progresión deseada. Por ello, es importante que el entrenador sea capaz de motivarlos hacia la consecución de objetivos, evitando que se obsesionen y logrando la transferencia hacia un buen juego.
¿Cómo evitar la frustración deportiva?
La frustración y el miedo al fracaso son dos de los grandes pilares que trabaja la psicología deportiva. Para poder luchar contra estos sentimientos, el coach deportivo debe promover el control de las emociones tanto a nivel personal como en sus jugadores.
Para ello, debe ser ejemplo de calma ante la frustración y respeto al adversario, gestionando sus emociones para mantener una estabilidad que transmita a los deportistas seguridad y calma. Además, el entrenador debe enseñar a sus jugadores la importancia de una buena técnica y un progreso deportivo mediante recompensas conductuales que les hagan apreciar el valor de su esfuerzo,
Por otra parte, el coach deportivo debe proveer al deportista de herramientas de autocontrol para aprender a gestionar las emociones negativas y a detectar las principales situaciones que le generan ese estrés para prevenir una reacción negativa. Finalmente, uno de los objetivos del psicólogo deportivo es lograr que todos los que mantengan alguna relación con el deportista consigan un adecuado autocontrol con el fin de que este encuentre en todo momento el ambiente emocional estable que necesita para rendir adecuadamente.
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