En el pasado, presente, y posiblemente, en el futuro muchas de las enfermedades que ha padecido la humanidad se habrán controlado e incluso erradicado gracias a las vacunas. Por ello, dada su funcionalidad, estas pertenecen a los programas de prevención para la salud pública, y aunque son muchas las que existen, aún hay algunos virus que no tienen una inyección desarrollada para luchar contra ellos.
Por otro lado, los beneficios que aportan a la población han sido constatados y lo siguen siendo en la actualidad, superando a sus riesgos. De hecho, es una de las herramientas sanitarias que el Técnico en Farmacia y Parafarmacia debe conocer a la perfección.
¿Qué es una vacuna?
Se conoce como vacuna al compuesto de bacterias muertas o débiles que se introducen en la sangre con el objetivo de crear anticuerpos para conseguir inmunidad frente a una enfermedad. De esta manera, la presencia de los microorganismos hará que estas proteínas reconozcan a un agente infeccioso y actúen contra él eliminándolo, es decir, adquiriendo protección frente a posibles alteraciones.
La mayoría de las veces las vacunas son administradas por una inyección, pero también se pueden suministrar de forma oral o mediante vaporización nasal. Igualmente, cada una de ellas serán específicas para una determinada enfermedad y desarrollarán su propia memoria inmunológica.
Tipos de inmunización
La inmunización tienen como principal objetivo provocar una respuesta positiva en el organismo de una persona frente a la acción de determinados microorganismos patógenos. Algunos expertos la diferencian en dos tipos:
- Inmunización activa
Normalmente se genera cuando el huésped crea su propia respuesta inmunitaria frente a un estímulo antigénico. Dicha protección se puede adquirir mediante mecanismos naturales como son los provocados al pasar por una enfermedad. Por ejemplo, una persona que supere la varicela desarrollará los anticuerpos para esta infección, haciéndola inmune a nuevos contagios o permitiéndole pasarla con menor virulencia.
Otra manera de adquirir esta inmunización activa es a través de las vacunas. De esta manera no es necesario sufrir la enfermedad para crear este tipo de proteínas, sino que se inyectan los patógenos a fin de prevenir la contaminación. En esta acción la carga y el estado de los microorganismos es controlado. - Inmunización pasiva
En este caso, es aquella donde la persona es capaz de conseguir la respuesta inmunitaria a través de mecanismos naturales como, por ejemplo, los anticuerpos que se adquieren a través de la leche materna.
Por otro lado, esta inmunización pasiva también se puede conseguir de forma artificial, es decir, introducir en el huésped las bacterias que han sido sintetizadas por otros organismos como un animal. Esta técnica consiste en usar el plasma de una persona que ha superado la enfermedad para inmunizar a otras que aún no la han sufrido.
¿Cómo se descubrieron las vacunas?
En pleno siglo XVIII la viruela humana era una enfermedad que se estaba cobrando muchas vidas. Fue en 1796 cuando un médico rural, Edward Jenner, descubrió la primera vacuna de la historia. Este facultativo observó que las campesinas que ordeñaban a las vacas no enfermaban porque estaban inmunizadas con un virus muy parecido, la viruela de las vacas.
Por aquel entonces se estaba probando erradicar con la viruela inyectando bacterias de la enfermedad en personas sanas, y de este modo tratar de inmunizarlas, pero Jenner consiguió romper con esta moda. La vacunología científica llegó años más tarde cuando el químico Louis Pasteur descubrió en 1880 la vacuna de la rabia. Si te interesa el mundo de la investigación te recomendamos que visites nuestra titulación de Técnico de Laboratorio a Distancia.
El calendario de vacunación
El calendario de vacunación está diseñado para conocer las vacunas que se deben administrar por edades y por frecuencia. Dicho periodo se inicia en los bebés con el objetivo de lograr la inmunidad cuanto antes.
En 2018 en España, el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) y el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social aprobaron el primer calendario de vacunación común para todas las edades. En años anteriores, el Sistema Nacional de Salud solo contemplaba uno para la etapa infantil y era competencia de cada comunidad autónoma.
Por tanto, este nuevo calendario incluye las vacunaciones de las edades infantiles, y las recomendaciones para grupos de riesgo y población adulta. Además, aúna los criterios comunes, logrando así una vigilancia epidemiológica más completa. En él se incluyen la inmunidad de las embarazadas, la etapa para los mayores de 65 años y algunas de las siguientes vacunas sistémicas: tétanos, sarampión, rubéola, hepatitis B, gripe, varicela, virus del papiloma humano, entre otras.
La importancia de la vacuna
A lo largo de la historia, la aplicación de las vacunas ha logrado erradicar enfermedades epidémicas como la viruela, causante de millones de muertes. Otras patologías, han sido casi eliminadas (sarampión) o al menos controladas (tétanos, hepatitis B). Por ello, es tal la importancia de la vacuna que sus beneficios superan sin duda a los riesgos de estas.
Muchos expertos consideran que negar la vacunación es un acto de irresponsabilidad para la salud personal y pública, ya que no recibir estas dosis, tanto en edad temprana como adulta, pone en riesgo al conjunto de la sociedad. Aún así, hay ciudadanos que piensan que este tipo de técnica no sirve o no la estiman de importante.
Por otro lado, estas medidas sanitarias protegen tanto a las personas vacunadas como aquellas que se encuentran en su entorno. Además, previenen de algunos problemas de salud importantes e incluso, como se ha mencionado anteriormente, salvan vidas. Igualmente, estos medicamentos son seguros y eficaces, ya que para su comercialización y aplicación se exigen unos estándares de seguridad muy altos que tendrán que tener en cuenta los titulados en Farmacia y Parafarmacia a distancia y también los que estudien este campo en modalidad presencial.
De igual manera, en ocasiones las vacunas pueden tener efectos secundarios que no van más allá de una reacción alérgica o molestias, inflamación y enrojecimiento. Ante esto, los especialistas recomiendan estar bien informados sobre los procesos de inmunización disponibles en la sociedad, ya que cuando la enfermedad no existe es más fácil de olvidar la importancia de estos fármacos.