La llegada del otoño y la época estival viene acompañada de la gripe, una de las enfermedades que más problemas causa en la población a nivel mundial. Este año, además, es de gran importancia implantar la vacuna de la gripe para diferenciar los síntomas de esta dolencia con la actual pandemia sanitaria provocada por el coronavirus.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año mueren en el mundo 650.000 personas a causa de la gripe. Las instituciones sanitarias recomiendan llevar a cabo una campaña de vacunación contra la gripe como un método de prevención seguro, sobre todo en personas con patologías previas, mayores y personal sanitario como, por ejemplo, con el título de Grado Medio de Auxiliar de Enfermería.
La importancia de la vacuna contra la gripe
La gripe es una enfermedad vírica infecciosa con una alta transmisión y contagiosidad que puede afectar a cualquier persona. Por ello, la vacuna antigripal ayudará al organismo a defenderse contra el virus. Además, es importante conocer que hay dos tipos de vacuna de la gripe: por inyección y por espray. En España se opta por la primera.
Esta dolencia suele actuar por brotes estacionales coincidiendo, normalmente, con épocas frías. De ahí, que la campaña de vacunación de la gripe dé comienzo en la primera quincena de octubre y se prolongue durante unos meses. Según el Ministerio de Sanidad, en la temporada 2019-2020 la vacuna antigripal evitó un 40% de ingresos en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y un 37% de las defunciones en mayores de 65 años.
En relación a esto, la gripe tiene un gran impacto para la Salud Pública debido a su alta morbilidad y mortalidad, especialmente en las personas que forman los grupos de riesgo. Las indicaciones de la OMS categoriza dentro de este conjunto a aquellos ciudadanos de la tercera edad, menores de seis años, mujeres embarazadas y personas con enfermedades crónicas e inmunodeprimidas. Pero también, entran los trabajadores sanitarios entre los que se encuentra el graduado en Técnico en Auxiliar de Enfermería a distancia.
La importancia de la vacuna de la gripe radica en que es una herramienta eficaz contra esta enfermedad. Para proteger a los ciudadanos este método se aplica cada año, ya que a diferencia de otras patologías como, por ejemplo, la varicela, el virus gripal cambia continuamente. Aun así, la cobertura del personal sanitario a dicha vacuna es relativamente baja.
Efectos secundarios de la vacuna antigripal
La vacuna antigripal, como cualquier otra vacuna, puede producir reacciones adversas en el organismo de las que el personal sanitario tiene conocimiento. La mayoría de las veces (55%) los efectos secundarios son leves y de escasa temporalidad, siendo los más frecuentes dolor, malestar general o enrojecimiento del sitio donde se ha administrado la vacuna contra la gripe.
Hay otras alteraciones de la vacuna de la gripe que, según la Asociación Española de Vacunología (AEV), se produce con menos frecuencia. Entre estos efectos secundarios destacan alteraciones gastrointestinales, encefalopatía, lipotimia, urticaria o síncope.
Multitud de estudios clínicos han demostrado que la vacunación antigripal es efectiva y apenas conlleva riesgos para la salud de los ciudadanos. Aun así, el personal sanitario tiene el obligado cumplimiento de utilizar todas las estrategias a su alcance para evitar la propagación de la infección.
¿Quién debe ponerse la vacuna de la gripe?
Las instituciones sanitarias recomiendan la implantación de la vacuna de la gripe en aquellas personas que puedan sufrir complicaciones en caso de padecer la enfermedad. Entre estos grupos de riesgos de la población se diferencia cuatro:
- Ciudadano entre los seis meses y los 65 años que tengan un alto riesgo de complicaciones derivadas de la gripe por presentar una enfermedad de base.
- Personas mayores de los 65 años.
- Personas con patologías previas crónicas o sistema inmunodeprimido.
- Ciudadanos que puedan transmitir la gripe a personas de alto riesgo.
- Personal de centros sanitarios.
Personal sanitario y la vacuna contra la gripe
Como ya se ha comentado, la vacuna de la gripe es uno de los métodos para luchar contra esta enfermedad. El personal sanitario y sociosanitario tienen el deber, no solo ético sino también deontológico, de vacunarse contra la gripe para prevenir y minimizar la mortalidad de sus pacientes.
Es importante, tener en cuenta que esta campaña de vacunación de la gripe también se lleva a cabo en estos especialistas porque la transmisión de la patología puede ser muy rápida, sobre todo en residencias de ancianos, colegios o hospitales donde los profesionales tienen más contacto con el virus.
Los datos del personal sanitario que decide ponerse la vacuna antigripal varía según las causas. Principalmente, suelen vacunarse para protegerse a sí mismo del virus (75, 5%) o para proteger a su familia (52,8%). En otras cifras, también destaca la preocupación de adquirir la gripe ejerciendo su actividad laboral (46,1%), proteger al paciente (45,3%) y por la creencia que es inferior el riesgo de la administración de la vacuna que el riesgo de padecer la enfermedad (32,8%).
Estos motivos dejan entrever que es necesario seguir realizando campañas de vacunación de la gripe entre el personal sanitario por parte de las Administraciones Públicas, ya que al proteger al trabajador se evitará la transmisión de la gripe a las familias y a los pacientes.
Personas contraindicadas a la vacuna antigripal
Aunque los efectos secundarios de la vacuna de la gripe son leves, hay un pequeño grupo de personas en el que la vacuna antigripal no es posible implantarse. Los médicos no recomiendan vacunar contra el virus a los menores de seis meses, personas alérgicas a algún componente de la inyección, ciudadanos que hayan tenido alguna reacción alérgica grave o aquellas que presenten síntomas febriles e infección aguda.
Del mismo modo que antes se ha mencionado que es recomendable que el personal sanitario se ponga la vacuna contra la gripe, hay muchos de estos profesionales que deciden no hacerlo. Las causas principales son: nunca haber tenido gripe (29,2%), miedo a los efectos adversos (22,5%), no creer en la eficacia vacunal (21,3%) o preferir la resistencia natural a la resistencia artificial de la vacuna (18,8%). En los últimos años se ha visto una tendencia al alza en los siguientes motivos: no considerarse personal de riesgo, no tener tiempo y escasa preocupación.
Igualmente, la baja aceptación a la vacuna de la gripe es común al resto de países del mundo. Sin embargo, en EEUU le dan la importancia a la campaña de vacunación contra la gripe, marcándose como objetivo que en el año 2020, y bajo el programa “Healthy People”, se consiga una cobertura del 90% entre el personal sanitario.
Después de que los ciudadanos se hayan puesto la vacuna contra la gripe también pueden seguir unas pautas para prevenir esta enfermedad y otras patologías que son propias del invierno. Entre las acciones destacan el lavado de manos con frecuencia. Además, los sanitarios no deberán mantenerse al margen y tendrán que llevar a cabo diferentes estrategias como, por ejemplo, talleres informativos para concienciar a la población de la importancia de la gripe.