A lo largo de este siglo se ha avanzado mucho en la incorporación de las mujeres a la educación, habiendo una plena igualdad entre niños y niñas. Sin embargo, como enseñamos en TAFAD, lo que se imparte en los centros educativos es una educación mixta. En ella se toma como base del currículo los conocimientos y saberes tradicionales del mundo masculino y lo presenta como modelo, y a este se han incorporado las mujeres, sin que previamente se hayan analizado y reconocido sus motivaciones, intereses y necesidades.
Por ello mismo, pienso que una educación libre de sesgos sexistas requiere una nueva perspectiva en la que lo masculino y lo femenino sean considerados como categorías no homogéneas.
Igualdad y aproximación conceptual
Antes de nada, se hace necesario encuadrar este concepto de forma conceptual; la coeducación supone desarrollar las capacidades con independencia del sexo al que tradicionalmente hayan sido asignadas, superando los prejuicios creados a lo largo de la historia, todo ello dirigido a conseguir un sistema educativo más justo y solidario.
En el campo de la educación física, la coeducación significa no considerar el modelo masculino como universal, modificar las reglas de los juegos y deportes para permitir una participación más equitativa entre niños y niñas, así como buscar material alternativo para partir de un nivel de experiencia motriz más equilibrado.
El cuerpo de la mujer aparece con unas características propias de su sexo, las cuales hacen posible su función biológica principal: la transmisión de la vida. Esta concepción biológica de la mujer ha condicionado su vida y los usos de su cuerpo en nuestra sociedad, le dificulta el acceso a la educación formal y va a condicionar su educación física.
Repaso a la Educación Física femenina
A raíz de la promulgación de la Constitución de 1812, se proyectó un sistema educativo universal, uniforme, público, gratuito y libre, dirigido tan solo a hombres, excluyendo a las mujeres (su educación no era pública, sino privada y doméstica). La Ley Moyano de 1857 se comprometió a impulsar la educación en las Escuelas Normales de maestras, para mejorar la instrucción de las niñas. En la 2ª mitad del siglo XIX las escuelas femeninas no incluían la educación física, pues no lo consideraban necesario ni conveniente. Es en el siglo XX cuando aparecen por primera vez, y muy poco a poco, las mujeres en el deporte. Durante la dictadura del General Franco, la Educación Física se orientaba a cuidar los aspectos estéticos y expresivos. La Ley General de Educación de 1970 marcará la vuelta a la Educación Mixta. Con la llegada de la Democracia, se reconoce el pleno derecho a una educación integral donde niños y niñas acuden juntos a la escuela, con los mismos objetivos y contenidos. Es entonces cuando el deporte irrumpe con fuerza en la escuela, modificándose los objetivos y contenidos, incorporándose la mujer lentamente a la élite de la competición deportiva.
¿Cuáles son los estereotipos y actitudes sexistas en Educación Física?
- Existe una discriminación de la mujer en la utilización del lenguaje en la escuela, hablando de forma genérica diciendo “niños”, y de esta manera estaremos silenciando a las niñas. Además, ocurre un fenómeno que creo más grave, utilizando lo femenino como mecanismo de refuerzo femenino o de ridículo. Por lo tanto, no hay coeducación, sino asimilación de la niña a la educación del niño, considerada como modelo.
- Los espacios comunes los monopolizan los niños, dejando a las chicas las zonas más limitadas y marginales.
- Las agrupaciones en clase: los chicos valoran poco la capacidad de habilidad de las chicas para la realización de tareas motoras.
- También hay tendencia a la clasificación sexista del material, lo que suele producir cierto rechazo por parte de los chicos hacia el material catalogado como “femenino” (aros, cuerdas…) y viceversa.
Las actitudes más significativas objeto de cambio, a mi juicio, serían:
Expectativa del profesorado de Educación Física sobre los alumnos y alumnas
Por lo general, las niñas se acomodan mejor a las expectativas del profesor, como tener alumnos/as bien educados. Pero, no obstante, debemos tener presente lo que ocurre en el aula, patio o gimnasio, donde lo que se solicita del alumnado son comportamientos considerados como masculinos (fuerza, agresividad…). Por lo tanto, en este sentido, las expectativas en este terreno serán mayores para los chicos que sobre las chicas.
Papel del profesorado en la corrección de estereotipos
Los profesores deberemos comprometernos para modificar los actuales estereotipos respecto al género, considerando, entre otras, las siguientes actuaciones:
- Técnicas de observación para analizar las actitudes del alumnado.
- Detectar comportamientos que no favorezcan los procesos de coeducación.
- No comparar a los chicos con las chicas.
¿Cuál sería, por tanto, su tratamiento educativo?
Del currículo depende el paso de la igualdad formal a la perpetuación de la desigualdad a través de un tratamiento formalmente de igualdad de oportunidades y de resultados entre los géneros. En un primer lugar en el currículo donde aparecen y se ven claramente reflejadas las intenciones educativas, suponiendo un importante avance desde la perspectiva del tratamiento de la Educación Física.
- Objetivos: No hay que olvidar que el cuerpo tiene género y, por lo tanto, habrá que concretar las prácticas consecuentes y las necesidades para cada uno de los sexos.
- Contenidos: Los contenidos de Educación Física no tienen una orientación sexista, sino que ha sido la carga histórica y social la que los ha distribuido según el sexo. Por este motivo, será necesaria una intervención educativa, haciendo comprender de los beneficios que tiene para la salud una buena condición física, mostrando modelos femeninos que hayan destacado en alguna práctica o deporte, proporcionando experiencias motrices que tradicionalmente han sido practicadas por el otro sexo y evitando la programación de tareas propias para ellos y tareas propias para ellas. Se hará necesario también llevar a cabo una serie de acciones positivas como ejemplificar con modelos femeninos, evitar clasificar los deportes según el sexo y realizar equipos mixtos. El miedo al ridículo en algunos contenidos por parte de los alumnos y alumnas suele ser un obstáculo en el tratamiento pedagógico de algunos contenidos (expresión corporal), produciendo conductas de rechazo e inhibición, sobre todo en los chicos. Si hablamos de las actividades extraescolares, nos encontramos con un gran número de chicas que no quieren incorporarse a estas, sobre todo por falta de refuerzo por parte de la familia. En este sentido, una de las acciones positivas a llevar a cabo sería concienciar a las familias de los beneficios de la práctica fuera del horario escolar.
Orientaciones metodológicas
Tenemos que decir que para lograr una educación para la igualdad no es válida cualquier metodología y, por lo tanto, se deberán desarrollar estrategias de aprendizaje que sean significativas para chicas y chicos, que sean motivadoras y predispongan a la participación, o que compensen las posibles desigualdades. Igualmente, a la hora de evaluar, los criterios de evaluación han de estar en consonancia a los objetivos propuestos, teniendo en cuenta las diferencias entre sexos. Por último, creo necesario nombrar el llamado currículo oculto, llamado así porque se transmite casi siempre de forma inconsciente, quedando inserto en el marco de las relaciones interpersonales entre profesorado y alumnado, y estaría formado básicamente por las creencias, valores, normas, actitudes, expectativas, tanto de unos/as como de otros/as. Por ello, deberemos tener en cuenta los elementos básicos del currículo oculto.
Me despido lanzando una pregunta al aire, que sirva de reflexión para todos nosotros: ¿existe realmente igualdad entre los niños y las niñas en el actual sistema educativo?