Favorecer las relaciones positivas con los padres en las aulas
En los primeros años es fundamental la relación de los niños y niñas con los adultos que le rodean, sean sus padres, tutores o sus maestros/as. La relación entre ambas partes debe ser cordial y respetuosa, para lo cual se requiere un compromiso entre las partes implicadas. Por eso, este artículo es de imprescindible lectura para los alumnos/as del Grado Superior en Educación Infantil Online.
Escuela y Familia
La escuela debe considerarse como un lugar de encuentro. Debe tener un carácter de apertura y participación donde el respeto, el diálogo y la democracia ofrezcan oportunidades de intercambio entre las distintas partes, concediendo el valor adecuado a momentos cotidianos (excursiones, actividades del día a día en el aula, período de adaptación con la familia, entradas y salida, etc) con el fin último de conseguir que nuestros pupilos consigan, gracias al esfuerzo de todos, ser personas competentes, buenos ciudadanos, capaces de desenvolverse y hacerse un hueco en el mercado laboral.
La familia debe ser consciente del enorme potencial que su pequeño o pequeña está a punto de desplegar, confiando en la escuela y su profesorado, considerándolo como el terreno apropiado donde puede hacerlo, y sintiéndose miembros partícipes y protagonistas, e incluso, transformadores, de la vida escolar. Participar y disfrutar de las experiencias y vivencias de la escuela con sus hijos e hijas es la forma más bella de implicación en su aprendizaje y educación.
Distanciamiento de los Padres y los Profesores
Es por todos conocidos que en los últimos años la figura del docente ha cambiado radicalmente dejando en entredicho su labor, siendo cuestionados por el vox populi, llegando incluso a ser agredidos verbal y físicamente. Por todo ello es un imperativo la necesidad de sentar las bases desde las etapas iniciales de la escolarización para derribar las barreras que se han construido en los últimos tiempos.
Durante el primer periodo de vida, damos por supuesto que los padres han establecido relaciones afectivas con sus hijos y han llegado a crear un vínculo de confianza y conocimiento de la personalidad de estos, lo cual les debe ayudar a tomar la decisión adecuada, o al menos, guiarles en la que sería la opción más acorde a sus intereses y necesidades.
Llegados a este punto, nos cuestionamos si los adolescentes que llegan a cursar Ciclos Formativos, están realizando los estudios tal y como les inculcan sus padres ya que, “es lo mejor que pueden estudiar para alcanzar unos logros materiales en esta sociedad” o realmente está cursando algo que les estimula, apasiona y cuya finalidad primordial es la realización personal.
Por otro lado, los profesores tenemos que afrontar la programación que debemos dar a nivel académico, lo cual nos permite día a día conocer al adolescente, llegando a compartir información sobre su manera de vivir, sentir y pensar, permitiéndonos, en ocasiones entrar en áreas internas de pensamiento que los padres ni siquiera conocen, creando un vínculo que nos permite reconocer si verdaderamente les gusta lo que está haciendo o no.
Padres vs. Profesores
Con todo lo expuesto, llega el momento de comunicárselo a los padres. El Técnico Superior en Educación Infantil a distancia deberá exponer lo que va viendo en el día a día en la relación con los alumnos y comienza aquí el enfrentamiento.
¿Quién conoce realmente al alumno, padres o profesores?
En mi opinión, da igual quién conozca más al adolescente, lo importante es que él llegue a tomar las decisiones, que van a ser importantes para sí mismo. Ni los padres ni los profesores sabemos realmente qué sucede dentro del discurrir del adolescente.
Da igual quién conozca más al adolescente, lo importante es que él llegue a tomar las decisiones, que van a ser importantes para sí mismo.
Lo importante es ser una guía que camina junto a él. Esta cercanía les ayudará a comprender que en ciertas ocasiones se va a establecer necesariamente una relación jerárquica, mientras que en otras se manifestará una relación horizontal, de igual a igual, que hará posible el establecimiento de una relación empática, igualitaria, de afecto y confianza.
En definitiva, lo importante no es acertar o equivocarse en las decisiones, sino saber que se está adquiriendo conocimiento cada vez que se toma una decisión. De esto deben ser conscientes tanto los padres como los profesores. Por tanto, debemos de ser empáticos y a la misma vez, asertivos.
¿Qué sucede aquí?
Nos encontramos aquí con el ego del profesor, el ego del adolescente y el ego de los padres, es decir…
¿Quién lleva la razón?
La razón nos puede llevar a una satisfacción efímera e individual, mientras que si nos ponemos en lugar del contrario, tendremos una satisfacción más duradera.
Os invitamos a reflexionar sobre este tema que se puede extrapolar a cualquier situación de la vida social, económica, política, etc…
Consecuencia práctica de todo lo reflexionado
Deberíamos reflexionar en cada relación que tengamos con los padres los condicionantes con los cuales viene cada persona a establecer su manera de sentir, cada persona tiene unos patrones preestablecidos de comportamiento, los cuales no quiere variar puesto que lo conocido da confianza, ya sea un error o un acierto, esto nos puede llevar bastante tiempo puesto que estamos hablando de ayudarles a comprenderse, puesto que si no se comprenden ellos cómo van a ayudar a comprender a sus hijos adolescentes.
Por lo tanto, en este proceso va a ser muy importante que la persona esté predispuesta a perder ciertos valores éticos y morales que ha adquirido durante décadas.
¿Cómo conseguimos una buena relación entre padres y profesores?
Haciendo lo que ellos deben hacer con sus hijos adolescentes, sentarse y dedicarles tiempo, que es lo que hace falta en esta sociedad, darse cuenta que el tiempo o la palabra “tiempo” es una imposición de la sociedad, en cuanto nos dediquemos a la persona que tenemos enfrente sin pensar en nadie más, hemos alcanzado que se pare el tiempo en ese momento y llegamos a una comunión que nos va a hacer conscientes y por tanto, felices de la situación que estamos viviendo.
Mi hijo es especial o mi alumno es especial
Sería interesante también analizar la idea que dice que somos todos iguales, y que da pie a enlazar con esta otra tan repetida entre los padres y es “mi hijo es especial”. Simplemente es verdad, todos somos especiales, cada uno en su espacio-tiempo, por tanto, en nuestra labor docente debemos reflexionar si verdaderamente actuamos adecuadamente cuando le dedicamos más tiempo a una persona que a otra, por el simple hecho de sentirnos agradados con lo que nos dice o cuanto menos no nos incomoda. La manera de actuar debe de ser la misma, tanto para el que nos incomoda como para el que nos agrada, puesto que no es más que una llamada de atención de la persona para que la escuchen. Si no aceptamos esta idea, poco a poco nadie escuchara a nadie, nos quedaremos con nuestras reflexiones internas, sabiendo que en las reflexiones de todos está el conocimiento y en la práctica de estas reflexiones se puede alcanzar la sabiduría.
Por tanto, todo está relacionado, los padres, los alumnos y los profesores nos necesitamos para alcanzar todos nuestros objetivos.