FP Sociocultural

Trastorno del Espectro Autista: qué es y qué tipos existen

Por María Teresa Carvajal
Una niña jugando con un ábaco

El aula infantil es un entorno en el que se produce gran parte del desarrollo cognitivo y psicomotor de los niños. Por ello, es de vital importancia que el Técnico Superior de Educación Infantil conozca a sus alumnos y permanezca atento a su desarrollo autónomo, lo que le permitirá llevar a cabo una detección temprana de las necesidades del menor, encontrando posibles patologías o trastornos que afectarán a su desarrollo.

Uno de los más frecuentes y que afecta a una de cada 150 personas es el Trastorno del Espectro Autista, también conocido como TEA, un trastorno del desarrollo que presenta diferentes vertientes y se caracteriza de manera general por afectar a la comunicación y el comportamiento del niño.

¿Qué es el TEA?

El trastorno del espectro autista se integra dentro de los trastornos del desarrollo, ya que generalmente los síntomas de esta patología suelen darse en edades tempranas, coincidiendo con los dos primeros años de vida. Esta definición emplea la palabra “espectro” porque dentro del TEA se pueden distinguir una tipología variada en función de la gravedad de los síntomas que experimenta cada persona. 

Entre los rasgos más comunes en las personas con trastorno del espectro autista destacan especialmente los problemas comunicativos, mostrando una interacción con el resto de personas diferente a la convencional. También se caracterizan por tener intereses muy determinados y comportamientos repetitivos, lo que generalmente suele afectar a la capacidad de esa persona para desarrollar sus tareas en la escuela, el trabajo y otros aspectos de su día a día.

Aunque el TEA es un trastorno que puede acompañar al usuario durante toda su vida, sí que existen tratamientos y servicios que le permiten convivir con esta patología, mejorando los síntomas y capacitándole para alcanzar mayores tasas de autonomía para desarrollar su rutina diaria con la máxima normalidad posible. En este punto, surge la figura del profesor sombra que acompañe al menor en su etapa escolar para conseguir una adaptación real al nivel educativo.

Tipos de TEA

Atendiendo a la definición de la Consejería de Educación, se puede hablar del TEA como una serie de trastornos caracterizados por alteraciones cualitativas en la interacción social, la comunicación y la imaginación, así como por la presencia de patrones estereotipados de conductas e intereses. A efectos de clasificación se pueden considerar cinco grupos:

Autismo

Presencia de alteraciones cualitativas de la interacción social y de la comunicación (oscilando entre retraso o ausencia total del desarrollo del lenguaje oral y, en sujetos con un habla adecuada, alteraciones significativas en los aspectos pragmáticos) así como de patrones de comportamiento, intereses y actividades restringidos, repetitivos y estereotipados. En un porcentaje amplio de casos, lleva asociada discapacidad intelectual.

Síndrome de Asperger

Presencia de alteraciones cualitativas de la interacción e imaginación social, pobre comunicación no verbal, presencia de un repertorio restringido, estereotipado y repetitivo de actividades e intereses, sin déficits o retrasos graves en los aspectos formales del lenguaje, no presentando discapacidad intelectual. Puede llevar asociado, en algunos casos, torpeza motriz.

Síndrome de Rett

Trastorno, descrito hasta ahora sólo en niñas, que aparece generalmente entre los siete meses y los dos años de edad, caracterizado por pérdida parcial o completa de capacidades manuales adquiridas, desarrollo del lenguaje expresivo y receptivo gravemente afectado, retraso psicomotor grave y desaceleración del perímetro craneal. El desarrollo social y lúdico se detiene en el segundo o tercer año, pero el interés social suele mantenerse.

Trastorno Desintegrativo Infantil

Tras un desarrollo aparentemente normal durante, al menos los dos primeros años, se produce una pérdida significativa de habilidades previamente adquiridas antes de los diez años y en, por lo menos, dos de las siguientes áreas: lenguaje expresivo o receptivo, habilidades sociales o comportamiento adaptativo, control intestinal o vesical, juego y habilidades motoras.

Trastorno Generalizado Del Desarrollo No Especificado

Trastornos con las características de la descripción general de los trastornos generalizados del desarrollo pero que no satisfacen los criterios de cualquiera de los otros.

Síntomas del TEA en niños

  • Ausencia de búsqueda de consuelo en momentos de sufrimiento.
  • Anomalía en la emisión, forma y contenido del lenguaje verbal.
  • Movimientos corporales estereotipados.
  • Ausencia de capacidad de imitación, imaginación y juego social.
  • Anormalidad en la utilización de la comunicación no verbal.
  • Intensa aflicción por cambios en aspectos insignificantes del entorno
  • En bebés se suele presentar un balbuceo monótono y tardío, así como una falta de contacto con su entorno y un pobre lenguaje gestual. No sigue al adulto puede entretenerse con un objeto sin saber para qué sirve.
  • En la etapa preescolar el niño se muestra extraño, no habla. Le cuesta asumir el yo, e identificar a los demás. 
  • Excesiva insistencia, incluso obsesiva, para seguir rutinas con todos sus detalles.
  • Limitación marcada de intereses, con concentración en un interés particular.

Intervención de niños con TEA en el aula

Una vez detectado un caso de trastorno del espectro autista en niños es preciso tener en cuenta que todo el equipo debe trabajar al unísono y en contacto con los padres para favorecer la integración del niño en el aula y su desarrollo personal y académico. Entre los aspectos a tener en cuenta destacan:

  • Facilitar un ambiente positivo, agradable y tranquilo, donde poder compartir sus experiencias y su trabajo.
  • Recompensar sus pequeños grandes logros, ya sea con alimentos, objetos de su agrado, actividad que le gusten o halagos y elogios,
  • Permitir expresar las emociones del niño autista: alegría, tristezas, enfado, frustración, etc. Esta es la mejor manera para canalizarlas y controlarlas.
  • Evitar espacios con mucho ruido. La mayoría de los niños autistas tiene poca tolerancia a los sonidos fuertes, debido a su hipersensibilidad acústica.
  • Dar instrucciones claras y sencillas de comprender. 
  • Comunicarse de manera gráfica y visual para favorecer la comprensión del mensaje, por ejemplo, usando pictogramas.

Para concluir, es preciso señalar que un niño con trastorno del espectro autista percibe la realidad de forma diferente y, dependiendo del grado de afectación y el trastorno concreto que sufra, entenderá la vida de una manera u otra porque se fijará en detalles diferentes. Nos encontraremos personas que centran su interés en los olores, en los elementos visuales o en los sonidos. 

El problema para las personas con autismo surge a la hora de integrar toda esta información sensorial dentro de su experiencia y su día a día. Hay que enseñarles a distinguir la información importante de la que no lo es, así como ayudarles a entender el entorno que le rodea, un trabajo que comenzará por el Técnico en Educación Infantil a distancia y que deberán asumir los profesores una vez que comiencen su etapa escolar.