Si hacemos una investigación sobre el fútbol en España nos daremos cuenta que, por ejemplo, en la temporada 2014-2015 en nuestro país había exactamente 810.141 futbolistas federados. De todas estas fichas federativas, más del 80% de ellas pertenecen a fútbol base, entendiendo éste como el fútbol de cantera, ese fútbol que no aparece en televisión ni se escucha en la radio y cuyo fin en sí mismo es” desarrollar el juego” tal y como aparece en el programa Grassroots de la FIFA.
El fútbol en España es el deporte que más aficionados mueve cada fin de semana, además de ser el más practicado, y con esto no se hace exclusivamente referencia a ir a los estadios de los grandes equipos del país. Cada fin de semana miles de niños pequeños y adolescentes cumplen su sueño de emular a Messi, Cristiano Ronaldo o Iniesta a través de todas las ciudades y pueblos de la geografía española practicando fútbol infantil.
Tal y como es explica en el Grado Superior en Enseñanza y Animación Sociodeportiva y observando estos datos se aprecia la dualidad que existe en el fútbol base entre la enseñanza del fútbol, a través de la transmisión de conceptos técnicos, tácticos, físicos y psicológicos por parte del entrenador hacia los jugadores y el rendimiento deportivo, cuyo único fin es ser el mejor en una clasificación sin importar los medios.
¿Cómo empezar a enseñar en equipos de fútbol infantil?
A la hora de afrontar por primera vez una sesión de fútbol infantil, es muy importante que el entrenador se centre en un objetivo claro: los niños y niñas deben jugar el máximo tiempo posible. Para poder hacerlo, existen numerosos estudios que defienden que la mejor opción es utilizar partidos reducidos en el fútbol infantil.
Esta forma de entrenamiento es muy beneficiosa para los jugadores de fútbol base, porque se ha demostrado que se divierten, intervienen más en el juego y se concentran mejor en el partido, puesto que el tiempo que están sin actuar se reduce. Todos estos factores consiguen que el desarrollo del futbolista sea mucho mayor. La estadística respalda los beneficios de los partidos reducidos en comparación con el fútbol 11 y aquí se recogen algunas cifras:
- Los jugadores tocan el balón 5 veces más en fútbol 4 y un 50 % más en fútbol 7.
- Los jugadores se encuentran tres veces más a menudo en situaciones de 1 contra 1 en fútbol 4 y dos veces más a menudo en fútbol 7.
- De media, en fútbol 4 se marca un gol cada 2 minutos, y uno cada 4 minutos en fútbol 7.
- Las intervenciones de los porteros son entre 2 y 4 veces más frecuentes en fútbol 7 que en fútbol 11.
- El balón se encuentra detenido un 8 % del tiempo en fútbol 4, un 14 % en fútbol 7 y un 34 % en fútbol 11.
Una vez decidido el uso de partidos reducidos, los entrenadores de fútbol infantil se centrarán en el contenido de cada sesión, es decir, a partir de partidos reducidos, desarrollarán diferentes contenidos con sus jugadores y jugadoras como puede ser el regate, el remate, la defensa, la estrategia… Se debe elegir con sumo cuidado el contenido a tratar y a partir de ahí desarrollar una sesión que se adapte a su categoría, a los jugadores y al próximo equipo rival al que se enfrentarán.
El papel del entrenador de fútbol infantil
El entrenador de fútbol infantil debe tener en cuenta que los niños y niñas a los que va a entrenar atraviesan diferentes etapas y necesidades durante su crecimiento y esto es de vital importancia. Los pequeños futbolistas irán creciendo poco a poco y el técnico debe ser consciente de que se irán desarrollando física, fisiológica y mentalmente, gracias en gran medida a la atención que se le brinda en el equipo.
El papel del entrenador siempre será el de facilitador de su crecimiento y nunca, bajo ningún concepto, deberá imponerse a los jugadores. Los participantes del fútbol infantil no son pequeños adultos y no todos llegarán a ser profesionales por lo que el fin del técnico será que ellos se desarrollen y sean felices durante la sesión y el tiempo que están a su lado. Como conclusión a este apartado habría que decir que el entrenador-educador orienta a niños que juegan al fútbol, no entrena futbolistas.
Finalmente, el entrenador de fútbol base será un referente adulto en el cual se fijarán muchos de los jugadores y jugadoras. Por esta simple razón, debe ser siempre una persona respetuosa, cercana al deportista y capaz de ser un referente por su educación hacia el contrario, el jugador y los padres del equipo.
En busca de la felicidad del equipo de fútbol infantil
Solamente 1 de cada 1000 jugadores que practican fútbol llegan a ser profesionales. Teniendo esto en cuenta, el objetivo principal del entrenador de fútbol base es gestionar la felicidad de sus jugadores, dejando en un segundo plano la metodología o las alineaciones. Algunas de las recomendaciones que el entrenador debe tener en cuenta siguiendo los consejos de Diego Villanueva para gestionar la felicidad de nuestro grupo son:
- Preocuparse por conocer al jugador: será de vital importancia que sea cercano a los jugadores en la medida de lo posible, puesto que su comodidad y cercanía con el entrenador se verán reflejadas en el campo de juego. Si conocemos al jugador podremos darle más responsabilidad en un momento determinado porque no fallará en los momentos clave
- Dejar que el jugador tome decisiones: la libertad del jugador le aportará un valor añadido en el juego. El futbolista debe verse capaz de elegir en todas las situaciones, puesto que le ayudará a crecer como persona y se verá reflejado en el juego.
- Conocer sus preocupaciones: el potencial de cada jugador no se puede medir y es por ello que no se debe defenestrar a un jugador porque su rendimiento no sea el adecuado al equipo, puesto que puede que haya un problema de base y nuestro jugador no esté dando su máximo potencial.
- Ser flexibles: una plantilla de fútbol es muy amplia y pasará por múltiples situaciones durante una temporada. Por esta razón es necesario que los entrenadores sean transigentes y comedidos en sus actuaciones porque la felicidad de los jugadores depende de sus actos.
El triángulo deportivo en fútbol base: padres, entrenadores y jugadores
El triángulo deportivo en fútbol base está compuesto por tres actores: el entrenador, el jugador y los padres. En este caso, los adultos son el referente que toma el niño a la hora de desarrollarse tanto deportiva como personalmente y por ello es de vital importancia el rol que adquieran el entrenador y familia en la vida del joven futbolista.
Por un lado, la influencia de los entrenadores es mayor de lo que muchos creen, ya que sus comportamientos y actitudes constituyen un modelo que imitan muchos de sus jugadores, no solo en el aspecto deportivo sino también en otros aspectos de su vida. Por otro lado, los padres van a tener un papel destacado y su actitud y comportamientos serán relevantes tanto dentro como fuera de la pista. Ellos también tendrán un partido que jugar y, según lo hagan, entorpecerán o favorecerán el proceso de aprendizaje y desarrollo del niño, no solo como deportista sino también como persona.
Ciertos estudios nos hablan de este papel, otorgando numerosos roles a los padres: desde el “padre fanático”, “padre entrenador”, “padre indiferente”, “padre sobreprotector” (Valenzuela, 2002), facilitando una serie de consejos para contribuir de forma objetiva a la formación integral del hijo/a (aceptar los éxitos y fracasos orientándolos hacia la mejora, ayudar que tome sus propias decisiones). Pero sin duda, donde radica uno de los principales problemas es en las malas actitudes de ciertos padres que amenazan grandes valores del deporte con sus comportamientos. Si un niño/a ve que sus padres gritan e insultan en los partidos, se sentirán obligados a ganar para satisfacerlos, para que no se enfaden, por lo que cada partido se convertirá en una experiencia negativa y llena de tensión.
Sin embargo, el deporte también puede representar un medio excelente en la transferencia de valores personales y sociales positivos, aunque no hay que olvidar que las condiciones en las que se organice dicha actividad deportiva, y cómo se conduzca, será imprescindible para la consecución de los mismos.
Por tanto, el triángulo deportivo debe ser capaz de establecer una serie de objetivos, como fomentar una buena comunicación entre las partes y evitar la presión por los resultados y el consiguiente estrés de los jugadores. Todos los vértices del triángulo deben tener una estrecha relación para conseguir la formación integral del joven, ya que pertenecen al mismo equipo; cada uno tiene su función. Por tanto, es importante que los padres respeten y apoyen el trabajo del entrenador, ya que así potenciarán las posibilidades de aprendizaje y progreso de sus hijos/as.
La figura del míster ha ido evolucionando con el paso del tiempo, de igual manera que las técnicas deportivas. Por ello, el Máster de Entrenamiento, Análisis del Juego y Dirección de Equipos de Fútbol le dará al entrenador la claves para ofrecer un entrenamiento óptimo en el fútbol base, así como en categorías superiores para brindar a sus jugadores el apoyo necesario para que crezcan dentro de este deporte y se profesionalicen llegando a lo más alto de la clasificación.