En la mayoría de países desarrollados la matronatación se ha convertido en una actividad que se les ofrece a los padres días después del nacimiento del bebé. Hay que tener en cuenta que el agua es un elemento donde los lactantes podrán desarrollar muchas de sus habilidades, tanto es así que al sumergirlos recordarán diferentes sensaciones que ya han vivido en el útero materno.
Desde que el embrión está en la barriga de su madre, el medio en el que se desenvuelve es ingrávido y sobre todo líquido. Por ello, es muy importante que el bebé siga disfrutando de esos efectos de flotación, así como de la experiencia placentera. Una vez que sale del útero, el medio más parecido es el agua y es ideal ofrecerle las mismas condiciones lo antes posible para que el cambio de vida al extrauterino no sea tan brusco.
Por otro lado, aunque los niños tengan la capacidad innata de permanecer sumergidos en el medio acuático, dependen en todo momento de sus padres y de los profesionales que los acompañarán en los ejercicios de natación para bebés, como, por ejemplo, el titulado en el Grado Superior de Acondicionamiento Físico. Además, estos especialistas tendrán que transmitir seguridad y extrema precaución para que tanto padres como pequeños disfruten de la experiencia.
Igualmente, hay que saber diferenciar entre las ventajas de la natación con bebés de los beneficios de la natación general. En la primera se busca una experiencia recreativa, placentera y estimulante donde aprender habilidades básicas y esenciales. Mientras que en la segunda se busca aprender a desenvolverse en el agua mediante movimientos coordinados y eso no ocurrirá hasta los cuatro o cinco años. Por eso, en este artículo se va a abordar no solo el término de matronatación sino también los beneficios de las clases de natación para bebés.
¿Qué es la matronatación?
También conocida como natación para bebés, busca estimular los sentidos de los lactantes en el agua a través de ejercicios o juegos diseñados especialmente para ellos. De esta manera, se familiarizan más con el medio acuático y se verán reformadas los vínculos con los padres.
La natación con bebés es una dinámica que se lleva desarrollando en Europa desde los años 60. Dicha práctica no solo tiene beneficios para el bebé sino que también puede ayudar a la madre en su recuperación postparto. Además, es un ejercicio físico que favorece el desarrollo motriz de los pequeños y suele durar unos 45 minutos donde las piscina tiene que estar a una temperatura de 33 grados aproximadamente.
Objetivos de la natación para bebés
Muchos padres esperan que sus hijos sean más mayores para apuntarlos a natación, pero lo que ellos desconocen es que esta actividad acuática refuerza también el vínculo afectivo y aporta unos conocimientos sobre la conducta y reacciones de los bebés. Por ello, los objetivos se centran en:
- Disfrutar al poder estar en contacto con los padres en el agua.
- Comunicarse con otros bebés.
- Disfrutar al poder moverse por el agua libremente.
- Tener nuevas experiencias en el medio acuático.
Para poder cumplir estas metas generales, es muy importante la forma que tiene los padres de reaccionar antes las actuaciones de sus hijos. Como se ha mencionado anteriormente, este es un momento en el que es posible intensificar el contacto afectivo, donde los progenitores pueden ofrecer a los más pequeños su ayuda, atención, paciencia y sobre todo elogios por sus esfuerzos.
Etapas de la natación con bebés
Dentro de la natación para bebés existen cuatro etapas propuestas por edad, y sobre todo dependerán del momento en que el lactante se incorpore a las actividades acuáticas. Respecto a esto, aunque no hay un momento exacto para que los más pequeños tengan su primer contacto con el agua, algunos expertos recomiendan que sea entre los cuatro y seis meses de vida.
Etapa de adaptación (de 0 a 6 meses)
Este grupo de matronatación, de características muy personales y diversas, recibe el nombre de lactantes. Los objetivos básicos en esta etapa son los siguientes:
- Inspirar confianza en los progenitores o los acompañantes de los bebés.
- Ofrecer y compartir el tiempo necesario para que los adultos conozcan el programa y a los educadores.
- Respetar las necesidades de alimentación (pecho o biberón) y sueño del pequeño, sin necesidad de salir de la piscina, ofreciéndoles un ambiente de relajación total y de bienestar.
- Informar a los progenitores sobre el ritual diario del baño en casa, donde deben respetarse las directrices básicas marcadas en las clases de natación para bebés.
Una vez adquiridas estas pautas básicas se plantean diferentes ejercicios acuáticos, respetando siempre al máximo el desarrollo madurativo del bebé. En cualquier caso, se tendrá en cuenta que el contacto corporal físico en la primera etapa es muy importante. De ahí, que sea conveniente proponer actividades de chapoteo con los brazos de la madre o de desplazamiento por la piscina siguiendo diferentes técnicas. También se realizarán pequeñas inmersiones para observar la reacción del bebé. Y por último, se propondrá juegos en los que se potencien el equilibrio y las flotaciones en posición dorsal.
Etapa de iniciación (de 6 a 12 meses)
En este grupo se introducirá la participación de toda la clase. De esta manera, se pasará del contacto físico a la presentación del material de apoyo que potencia los desplazamientos, centrándose en las conductas motrices acuáticas básicas. Por otro lado, se trabajará el eje vertical y horizontal así como, los diferentes planos del bebé respecto al agua.
En estas clases de natación para bebés se desarrollará el principio de autonomía cogidos al borde de la piscina o inmersiones asistidas. Asimismo, los desplazamientos en flotación dorsal y abdominal con ayuda de material específico y las diferentes profundidades de la piscina darán mucho juego en esta etapa.
Etapa de desarrollo (de 12 a 24 meses)
El niño en esta etapa de matronatación ya será capaz de desplazarse de manera independiente. Además, tendrá que habituarse a la nueva orientación tanto visual como espacial, y su organismo se verá obligado a reforzar la musculatura y madurar el sistema nervioso. Para ello, los especialistas trabajarán a conciencia el equilibrio y la tonificación muscular.
Por otro lado, se realizarán inmersiones más largas y autónomas, potenciando la salida a flote por sus propios medios. En esta fase los más pequeños ya poseen un gran desarrollo psicomotor, por lo que se podrá trabajar con la batida de piernas para que a medida que vaya creciendo adquieran más fuerza, velocidad, resistencia y coordinación.
Etapa de autonomía (de 24 a 36 meses)
En esta última etapa de la natación para bebés es importante empezar con técnicas de respiración y participación de manera voluntaria. Igualmente, se seguirá potenciando la autonomía, las inmersiones, y se iniciará los saltos a baja altura. Por otro lado, en esta fase hay infinidad de ejercicios y juegos que pueden enlazarse a varios circuitos.
Aquí las clases de natación para bebés son una buena oportunidad para compartir actividades simbólicas con los padres. De esta manera se fomentará la autonomía y se reforzará la unión con todo el grupo. Dicha interacción mutua y recíproca dependerá del nivel madurativo del niño y de la competencia del adulto.
Beneficios de la matronatación
La matronatación no solo posibilitará que el bebé se puede mover como pez en el agua, sino que también puede aportar muchos beneficios para la salud de los más pequeños:
- Mejora del desarrollo psicomotriz. Moverse en tres dimensiones potencia la libertad y el rango de movimiento, favoreciendo los desplazamientos y mejorando la coordinación.
- Aumenta el gasto cardíaco y mejora la condición física.
- Ayuda al sistema inmunológico.
- Mejora de habilidades como la percepción, atención, memoria y desarrollo cognitivo.
- Desarrolla las habilidades vitales de supervivencia.
- Ayuda al bebé a relajarse, reducir niveles de estrés y liberar tensión.
- Permite ganar más confianza en un medio no habitual y eso genera mayor autonomía.
Además, la relación con los padres es un gran aporte en la natación para bebés, ya que gracias al ambiente lúdico y recreativo se favorece la socialización y mayor confianza donde se generarán lazos familiares.
En conclusión, aunque la natación para bebés sea una buena práctica deportiva que ayuda no solo a los más pequeños sino también a los padres, hay que tener en cuenta ciertas recomendaciones antes, durante y después de la actividad en el medio acuático. Dichas pautas se aprenden en el Grado Superior de Acondicionamiento Físico a distancia, que también se puede estudiar en la modalidad presencial.
Aún así hay que evitar dejar solo a los niños en el agua y se desaconsejan las entidades cuyos programas acuáticos para bebés promuevan dicho ejercicio únicamente como una manera de lograr respuestas de supervivencia. Además, se deberán eludir las piscinas de dudoso control higiénico y sanitario.