Descubre las claves para ser un buen líder y dirigir un equipo de trabajo de manera óptima dentro de una empresa.
Una empresa es un grupo organizado de personas que realizan una labor profesional de manera jerarquizada y coordinada con el objetivo de conseguir beneficios. Dentro de cualquier organización es importante contar con la figura de un líder sistémico, una persona que se ponga al frente de un proyecto con el objetivo de reducir costes y maximizar beneficios, pero también de crear un clima seguro y estable para su equipo, consiguiendo que todo el sistema funcione de manera óptima.
Hasta ahora, en cualquier empresa el liderazgo ha recaído sobre la figura de un jefe que en muchas ocasiones se caracteriza por ser un gran profesional en su sector, pero que impone su autoridad sobre el equipo sin tener en cuenta sus inquietudes y necesidades a nivel personal y laboral. Sin embargo, para conseguir avanzar hacia el éxito es imprescindible contar con una persona que ejerza un liderazgo sistémico, es decir, que no solo se encargue de los factores productivos sino también de garantizar el bienestar de sus trabajadores y el correcto funcionamiento interdepartamental.
¿Qué es el liderazgo sistémico?
El liderazgo sistémico es un modelo de dirección en el cual se establece la figura de un líder que entienda que todos los trabajadores forman un sistema único dividido en diferentes subsistemas y que mediante su trabajo trate de hacer que todos ellos funcionen de manera coordinada. El líder sistémico se caracteriza por comprender que se encuentra al frente de un grupo de personas, ejerciendo su labor con una visión integradora y neutral. Además, se preocupa por conocer las necesidades de sus trabajadores para avanzar de manera unida hacia la consecución de objetivos comunes.
Para ello, debe observar la organización con una mirada sistémica, analizando todo el panorama empresarial como un todo que trabaja con una meta común. Así, debe favorecer la comunicación entre los diferentes subsistemas para generar un clima de trabajo en equipo y conseguir que cada uno de ellos contribuya con su labor a la superación de los objetivos planteados.
En este punto es de vital importancia la gestión emocional, ya que el líder sistémico debe comprender que su equipo está compuesto por personas con factores emocionales que pueden afectar a su productividad. Por esa razón, es su responsabilidad favorecer un clima integrador, seguro y de confianza donde los trabajadores se sientan escuchados y valorados. De esta manera, conseguirá que se impliquen con los objetivos de la empresa, sintiendo los valores de la marca como propios.
Diferencia entre jefe y líder sistémico
Como se comentaba anteriormente, la figura del líder sistémico es diferente a la del jefe convencional. Asimismo, el perfil del jefe suele caracterizarse por imponer su autoridad sobre el grupo, tomando decisiones de manera unilateral; por su parte, el líder sistémico trata de dirigir al equipo de manera integradora, motivando a los trabajadores y dándoles la capacidad de opinar en la toma de decisiones.
Mientras que un jefe busca la obediencia de los empleados en las directrices marcadas, el líder sistémico busca la motivación, favoreciendo un entorno colaborativo y co-creativo caracterizado por la escucha activa y la asertividad. De esta manera, fomenta la aparición de nuevas ideas por parte del equipo que puedan ayudar a conseguir las metas planteadas de manera óptima.
Además, el liderazgo sistémico se basa también en el establecimiento de vínculos de confianza entre los miembros de la plantilla, creando un entorno donde los trabajadores se sientan cómodos, estimulados y comprometidos con los valores de la empresa. Así, el líder se convertirá en una figura respetada y no temida, de manera que pueda avanzar junto a su equipo hacia objetivos comunes.
Principios del coaching sistémico
Para realizar labores de coaching sistémico es preciso tener en cuenta una serie de premisas que le permitirán al líder dirigir una entidad como un engranaje único y funcional. Este modelo de dirección trata de impulsar el rendimiento de una empresa mediante pequeños cambios, entendiéndola como un sistema vivo compuesto por diferentes subsistemas interconectados. Los principios de esta disciplina son:
- Cada pequeño cambio suma. A diferencia del coaching tradicional, el coaching sistémico se basa en la idea de que pequeños cambios dentro de la organización permitirán mejorar notablemente el ecosistema.
- Hay que tener consciencia de las necesidades de todas las partes. Para que la entidad funcione, todos los subsistemas deben tener sus necesidades atendidas, siendo conscientes de qué necesita cada subsistema de otro y llevando a cabo una comunicación efectiva para evitar malentendidos y retrasos en la realización del trabajo.
- El coaching sistémico se orienta a resultados. Cada acción llevada a cabo en el seno de la empresa tiene un objetivo concreto, ya sea enseñar algo nuevo, conseguir nuevas ideas, motivar al personal o completar un proyecto en el tiempo estimado.
- Empleo de los recursos de manera óptima. El liderazgo sistémico pretende que la organización sea consciente de todos los recursos de los que dispone y de qué manera se pueden combinar y optimizar, ya sean recursos financieros, humanos, materiales o emocionales.
De esta manera, el liderazgo o coaching sistémico supone un cambio sustancial en la dirección de equipos, ya sea en el plano empresarial o el deportivo. La figura de un líder sistémico es una garantía de éxito en cualquier proyecto, creando un entorno próspero para el desarrollo de las personas que conforman el equipo. En el Máster en Liderazgo y Gestión Emocional se trabajan las claves para favorecer la comunicación y el desarrollo con los miembros de la organización, empleando la inteligencia emocional y la gestión de las emociones para obtener el máximo rendimiento de cada uno de los trabajadores de una empresa.