En nuestra sociedad existen muchas personas que, por determinadas circunstancias, no pueden comunicarse de manera oral con otros, encontrando barreras comunicativas para expresar sus necesidades. En este contexto, se establece un lenguaje alternativo que es la lengua de signos y que se viene usando desde hace siglos.
La lengua de signos es una lengua natural de carácter gestual utilizado especialmente por personas con discapacidad auditiva o dificultades del habla. Este sistema de carácter visual no es universal, sino que cada país tiene una o varias lenguas de signos adaptadas, como es el caso de España, en el que conviven la lengua de signos española (LSE) y la catalana (LSC).
Además de existir variaciones en diferentes idiomas, la lengua de signos también cuenta con una gramática propia y tiene un alto componente gestual, por lo que es necesario prestar especial atención a los gestos de la cara para comprender los matices que se pierden al no poder atender al tono de voz o a las pausas, que tienen una gran importancia en la lengua oral.
Ante las barreras comunicativas que encuentran las personas sordas, sordociegas o con discapacidad auditiva surge la figura del Técnico Superior en Mediación Comunicativa, un profesional encargado de favorecer la integración de estos colectivos en la sociedad, ya que, a pesar de los avances alcanzados, sigue habiendo una desigualdad latente.
El sistema dactilológico para sordociegos
Mientras que la lengua de signos es el lenguaje más extendido entre personas sordas o con discapacidad auditiva, en el caso de los sordociegos es necesario adaptar la comunicación cuando no cuentan con el sentido de la vista para poder hacer uso del sistema de signos. En esta situación surge el sistema dactilológico, un sistema alfabético que al igual que la lengua de signos tiene variantes en cada país.
Para poder hacer uso de la dactilografía como sistema de comunicación habitual, los usuarios deben ser sordociegos postlocutivos, es decir, que hayan desarrollado sordera después de haber adquirido habilidades comunicativas. En el sistema dactilológico, el emisor se comunica con letras, que según la posición de la mano y de los dedos tendrán una atribución. Existen dos modelos de comunicación en este sistema:
- Sistema dactilológico visual. Se usa como sistema de apoyo cuando la persona sordociega conserva en cierto grado la visión y se lleva a cabo en el aire, al igual que la lengua de signos. Los interlocutores se colocarán frente a frente y la distancia entre ellos dependerá de la capacidad visual que tenga el receptor.
- Sistema dactilológico táctil. Se lleva a cabo en la palma de la mano de la persona sordociega, apoyando cada una de las letras del sistema dactilológico sobre ella para que pueda captarlas a través del tacto. Generalmente, la dactilografía se lleva a cabo sobre la mano derecha del receptor, independientemente de si este es zurdo o diestro. En este sistema, el receptor colocará su mano derecha sobre la palma de la mano derecha del emisor. Este colocará su dedo pulgar sobre las yemas de los dedos de receptor para sujetarlos y con su mano derecha llevará a cabo las diferentes configuraciones que se corresponden con las letras, aplicando una presión suave para que note los signos pero que no ralentice el ritmo de la conversación. La fluidez de esta comunicación dependerá de las condiciones sensoriales de la persona sordociega, aunque es recomendable realizar pequeñas pausas entre palabras para favorecer la comprensión del lenguaje.
El papel del mediador comunicativo
Para favorecer la integración de las personas sordas, sordociegas o con discapacidad auditiva surge la figura del Técnico Superior en Mediación Comunicativa a distancia, destacando como una sus principales funciones la divulgación sobre las necesidades y dificultades que encuentran estos colectivos para desenvolverse en la sociedad. Así, promueve la sensibilización de individuos, colectivos e instituciones mediante diferentes medios, creando conciencia sobre las necesidades de estos usuarios y de qué manera ofrecerles ayuda y facilidades para integrarse de manera óptima en la sociedad.
Otra de sus competencias se centra en la mediación entre personas usuarias y no usuarias de la lengua de signos, garantizando la coherencia discursiva para transmitir el mensaje con la mayor exactitud posible. Para ello, el mediador comunicativo deberá tener en cuenta el entorno comunicativo en el que se desarrolla el diálogo y la situación personal del usuario.
Por otro lado, una función esencial del mediador comunicativo es la de promover la autonomía de personas ciegas, sordociegas y con dificultades de audición o comunicación, actuando como apoyo para la realización de tareas básicas de su entorno y realizando algunas funciones de guía-vidente para el acompañamiento del usuario.
Este profesional también se encarga de realizar intervenciones para prevenir situaciones de aislamiento comunicativo de las personas usuarias de la lengua de signos española, ya sea a nivel educativo o social, empleando recursos materiales, personales o espaciales para combatir esta situación.
Sin duda, este profesional de rama sociocultural realiza un papel esencial en la sociedad, dando visibilidad a colectivos que, aunque son conocidos por el resto de ciudadanos, siguen encontrando numerosas dificultades para llevar a cabo su vida cotidiana de manera funcional.