Trabajar las emociones es algo esencial desde la infancia para el desarrollo personal de los niños. Con esta actividad se fomentan sus habilidades sociales, dándoles las herramientas para trasladar a su entorno cómo se sienten y así comunicarse de manera efectiva.
En este sentido, las actividades para trabajar la emociones son fundamentales en el trabajo del Técnico Superior en Educación Infantil, ya que si los más pequeños las comienzan a desarrollar en el aula derivarán con el paso de los años en adultos con mayor estabilidad emocional, capaces de controlar lo que sienten y de expresarlo para comunicarse mejor con el entorno y consigo mismos.
El objetivo principal de las actividades de educación emocional es fomentar que los niños aprendan a reconocer sus emociones y diferenciarlas entre sí, sabiendo expresar cómo se sienten en cada momento, uno de los pilares básicos de la disciplina positiva.
Trabajar las emociones a través del juego
El juego es una de las herramientas fundamentales del desarrollo infantil, ya que permite a los más pequeños aprender de manera dinámica y natural, fomentando su creatividad e imaginación, así como su capacidad de socialización. Por este motivo, debe estar adaptado a las necesidades y gustos del niño, así como a las características típicas de su etapa evolutiva.
Teniendo en cuenta estos aspectos, se pueden definir diferentes tipos de juegos para trabajar las emociones que impliquen un mayor o menor nivel de dificultad y que se integren de manera natural en la rutina de aprendizaje del aula infantil.
5 juegos para trabajar las emociones
- Puzzle de las emociones. El Técnico Superior en Educación Infantil a distancia dispone sobre la mesa una serie de emociones (alegría, sorpresa, rabia, miedo) y le facilita a los niños imágenes con diferentes personajes experimentando diversas emociones. De manera autónoma o guiados por el educador a través de ejemplos, los niños deberán colocar todas las imágenes en la emoción correspondiente.
- Adivina la historia. Mostrándole las ilustraciones de un libro infantil basado en las emociones (‘El Gran Libro de las Emociones’, ‘El Monstruo de Colores’) el educador pide a los niños que cuenten de qué creen que trata la historia y los sentimientos que están sintiendo los personajes. De esta manera, además de trabajar las emociones, los niños desarrollarán su creatividad e imaginación a la vez que aprenden empatía, siendo capaces de ponerse en la piel del personaje de la historia.
- Teatro de las emociones. El educador cuenta una historia y divide a los niños en grupos según los diferentes personajes que aparecen en la narración. Cada vez que intervenga uno de estos protagonistas, preguntará al grupo correspondiente cómo se siente su personaje y deberán contestar sin palabras, haciendo mímica para representar la emoción que quieren transmitir.
- Dibuja cómo te sientes. Este juego es una de las actividades para trabajar las emociones más útil para el educador, ya que además de permitir al niño reconocer qué es lo que está sintiendo, es muy útil para ayudar a calmarlo en momentos de rabieta. De esta manera, cuando el niño se muestre enfadado o triste, se le pedirá que dibuje cómo se siente en un papel. Cuando termine, se le volverá a pedir lo mismo, para ver si ese sentimiento se ha reducido. Así, el pequeño se concentrará en el dibujo, calmándose poco a poco y aprendiendo a su vez a detectar la graduación de sus sentimientos.
- Bingo emocional. El funcionamiento de este juego es sencillo, similar al del bingo tradicional. Para ello, el educador deberá diseñar unas plantillas siguiendo el modelo de las de este juego de azar y en cada casilla pondrá una imagen que represente un sentimiento. Se repartirán los folios con las plantillas a los niños y deberán ir tachando las que vaya diciendo el educador. El primero que logre tachar todas las emociones, tendrá un premio. Con esta actividad, se potencia además la atención y la escucha activa.
Estas son solo algunas actividades para trabajar las emociones en infantil, aunque existen otras muchas que le permitirán a los niños aprender a detectar estos sentimientos tanto en sí mismos como en sus compañeros y familiares mientras desarrollan otras habilidades, ya sea a través de la música, la psicomotricidad o la memoria visual.
A medida que vayan creciendo, irán desarrollando otras actividades de educación emocional más complejas, en las que aprenderán a trabajar la empatía con los demás, la identificación de sus cualidades y de las cosas que les motivan. De esta manera, irán acrecentando su autoconocimiento personal para llegar a ser adultos equilibrados.