FP Sociocultural

Principales técnicas de modificación de conducta en menores

Por Darío Domínguez
Niño tumbado bocabajo en un sofá y alrededor tiene rollos de papel higiénico

Para entender cómo se puede cambiar los comportamientos de los demás, primero hay que conocer cuáles son los tipos de técnicas de modificación de conducta que se emplean en algunas profesiones como, por ejemplo, las que enseñamos en nuestro grado superior integración social Integración Social. La conducta se aplica a toda aquella actividad que implique una acción, emoción o pensamiento. Por tanto, no hay ausencia de ella y en cada momento de la vida cotidiana se llevan a cabo diferentes conductas humanas, ya sean muchas, pocas o incluso de manera simultánea.

Y es aquí donde aparece la pregunta “¿Por qué se suele decir que los niños son ‘esponjas’?” Los menores tienen un repertorio conductual más pequeño que los tipos de conducta que presentan los adultos, lo que facilita una posible modificación de conducta. Además, el aprendizaje de los humanos es gracias a la continua interacción con el ambiente, es decir, con todo lo que les rodea.

Burrhus Frederic Skinner en psicología es conocido como “el padre del conductismo” porque definió muy bien cómo surge la conducta humana. Las personas adquieren nuevos conocimientos en función de sus consecuencias. Para entenderlo mejor, se exponen dos ejemplos.

Ejemplos de técnicas de modificación de conducta aplicada a los más pequeños

Ejemplo nº 1: Hay un niño de 7 años al que le encanta el chocolate y por primera vez tiene tareas del colegio que debe realizar. Si se le dice al menor que desarrolle el ejercicio y lo finaliza con éxito, se le obsequia con una tableta de chocolate como regalo por haber acabado. Este ejemplo define cómo funciona el comportamiento, ya que llevar a cabo la acción tiene una consecuencia positiva por la que se desarrolla una modificación de conducta, volviendo a repetir dicha actividad.

Ejemplo nº 2: Hay un niño de 7 años al que le encanta el chocolate y por primera vez trae del colegio tareas para realizar en casa. Esta vez el menor se niega a desarrollar el ejercicio. Al momento se le comunica que no jugará a la consola hasta finalizar la tarea. Probablemente el pequeño se ponga a hacer los deberes. Este ejemplo explica la oposición a la consecuencia positiva dentro de los tipos de conducta, es decir, tras un comportamiento existe una consecuencia negativa para conseguir los objetivos y que la conducta cese.

Por otro lado, la conducta humana funciona en base a las consecuencias de sus comportamientos, pero ¿cómo se pueden modificar las actuaciones de los demás?

Tipos de conducta y su reorientación

Tal y como se ha visto en los ejemplos anteriores, existen varias técnicas de modificación de conducta según los tipos de consecuencias que se dan tras la aparición de hábitos. La primera se conoce como refuerzo, ya que aumenta la probabilidad de que suceda un comportamiento. La segunda, se define como castigo, es la acción que disminuye la posibilidad de que se lleve a cabo el hábito.

Respecto a esto, el graduado en Integración Social a distancia tiene una labor primordial para reorientar las conductas de los pacientes, utilizando técnicas específicas según los tipos de conducta que presenten los menores, con el objetivo de ayudar a los más pequeños a desenvolverse mejor en su vida cotidiana.

  • Reforzamiento positivo o negativo: El refuerzo positivo hace referencia a cuando se premia dando algún estímulo que le guste a la persona tras realizar la pauta que queremos observar, lo que favorecerá la modificación de esa conducta. Por otro lado, el refuerzo negativo se refiere a cuando el sujeto realiza el comportamiento que se quiere observar, pero se le quita algo que no le interesa.
  • Refuerzo intermitente: En este caso, se debe tener en cuenta un suceso muy importante en la conducta humana, la habituación. Cuando se refuerza siempre una conducta deseable, ésta acaba perdiendo su valor, puesto que el individuo se acostumbra a esa opción. De esta manera, al cesar el tipo de conducta que se quiere observar se aplicará la técnica de reorientación a través de refuerzo intermitente, es decir, reforzar de manera ocasional y no cada vez que la acción se realice.
  • Desvanecimiento: Esta es otra de las técnicas de modificación de conducta más usadas y hace referencia a un cambio gradual. Consiste en acompañar el comportamiento de la persona con ayudas, ya sean verbales o físicas para que le resulte una acción deseada. En este caso, el apoyo se debe ir retirando con el paso del tiempo hasta que se sea capaz de realizar la conducta por sí misma.
  • Moldeado: Este procedimiento de reorientación conductual se basa en reforzar comportamientos parecidos al que se quiere observar en el sujeto que está aprendiendo, para que, poco a poco, se pase solo al objetivo principal. Así, lo que se produce es que cuando el individuo esté asimilando algo, vea que desde el principio va a sentirse bien al realizar todo aquello relacionado con esa conducta.
  • Saciación: El método consiste en mostrar una enorme cantidad de refuerzo. A simple vista, puede parecer contraproducente, pero al fortalecer tantas veces y tanto tiempo una conducta pasará a habituarse de forma muy rápida, además de percibirse como algo desagradable. De este modo, el procedimiento sería dar siempre un incentivo hasta que la persona lo aborrezca y pase a querer lo que se le dio en un principio.

Tras conocer el funcionamiento de la conducta humana y algunas técnicas de modificación de conducta, se presenta, a continuación, una simulación de un caso a fin de elaborar un pequeño planteamiento de reorientación conductual en menores.

Ejemplo: Un niño de seis años que, debido a su situación familiar, económica y social, no ha ido nunca a la escuela infantil ni a educación infantil, pero sin embargo ahora vive con una familia de acogida y debe comenzar el colegio. A este menor no le gusta, ¿cómo se puede reorientar su pensamiento para que acabe yendo a la escuela motivado y realice sus tareas?