El motivo de la entrada de blog de este mes es intentar aclarar de alguna manera la maraña de información que existe con respecto al ejercicio de alta intensidad, y en concreto con el que lo relaciona con posibles eventos cardiacos en aquellos pacientes que ya sufren este problema, pudiendo ser competencia tanto para preparadores físicos como para profesionales sanitarios que estudian un FP Sanitario.
En la actualidad, son muchos los artículos científicos que nos dan muestras de la importancia de realizar ejercicio físico en la población a nivel general, y más si cabe, en pacientes con enfermedad coronaria. Hoy en día, muchas de las prescripciones de ejercicio físico que se hacen a este perfil de personas van en la línea de andar 1 hora al día, por lo menos 3-4 días por semana, pero se ha visto que esto no es suficiente para mejorar la salud de estos individuos; si bien es verdad que como inicio, no está mal.
Según los resultados de un estudio publicado en la revista Circulation (Rongmo, 2012), deja como conclusión, que el ejercicio de alta intensidad en pacientes con enfermedad coronaria produce efectos más beneficiosos para la salud que si el ejercicio es de moderada intensidad; y va más allá en sus conclusiones, comentando que el entrenamiento de alta intensidad tiene una baja incidencia en cuanto a riesgo cardíaco durante la práctica del mismo.
Por tanto, aparte de producir grandes mejoras en cuanto a parámetros fisiológicos de gran importancia para la salud, como por ejemplo el consumo de oxígeno, no existe riesgo en la práctica del mismo por este tipo de pacientes, es más es necesario que se realice. Otra cuestión a tratar con respecto a este asunto, es si los pacientes que va a realizar este tipo de actividad, han realizado un reconocimiento previo al ejercicio físico y una prueba de esfuerzo previa, donde se van a conocer parámetros de salud y condición física fundamentales, para luego, prescribir el ejercicio físico y la intensidad pertinente con la mayor seguridad posible.
Respecto a lo comentado con anterioridad, es muy importante remarcar que con independencia del beneficio que produce realizar actividades deportivas a alta intensidad, el nivel de condición física del sujeto, así como, otras patologías de aparato locomotor, van a incidir de manera clave en la prescripción, y posterior realización de este ejercicio, es decir, que a una persona que tiene algún tipo de enfermedad coronaria y que está empezando a realizar un programa de rehabilitación cardiaca, no sería recomendable prescribirle ejercicio de alta intensidad, necesitará acondicionarse primero a la actividad física; puesto que su organismo entendido como sistema musculo-esquelético no está preparado para ello, por tanto, los matices son muy importantes a la hora de la prescripción.
En conclusión, y según lo ya comentado, el entrenamiento de alta intensidad bien prescrito y teniendo en cuenta el nivel inicial del sujeto, así como, otras patologías asociadas, es una estrategia fundamental en pacientes con enfermedad coronaria.
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