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La lesión en el fútbol: tipos de lesiones y tratamientos

Por Luis Moya Luque
dos personas estirando en el césped después de hacer deporte

Los deportistas están expuestos diariamente a continuas lesiones, sobre todo en el ámbito profesional debido a la carga física que presentan algunas disciplinas como, por ejemplo, el fútbol. La estimación que afirman los médicos deportivos en sus informes es que cada 1.000 horas realizando cualquier deporte, aparece una nueva lesión.

Aquellos expertos que se dediquen a desarrollar alguna labor en esta disciplina tienen que conocer que el fútbol es un deporte que requiere de esfuerzos aeróbicos y anaeróbicos. De esta manera, la mayor parte del tiempo que dura un partido, el jugador realiza una gran carga de esfuerzos explosivos e intermitentes, que, por lo general, son los esfuerzos más peligrosos a la hora de tener una lesión en el fútbol.

Algunas de las lesiones de fútbol son imprevisibles, pero en muchas otras se puede reducir el porcentaje de aparición o incluso mitigar el impacto de estas. En el Máster en Prevención y Readaptación de Lesiones se adquieren todos los conocimientos necesarios para prevenir las lesiones en el fútbol con el objetivo de que los deportistas mejoren su actividad física.

Entre las lesiones más comunes en el fútbol destacan las musculares. En este sentido, los factores que los especialistas tendrán que tener en cuenta para determinar la preponderancia de los daños los encontramos en criterios como la superficies de los terrenos de juego, el material inadecuado, el estrés competitivo, la descoordinación y desequilibrios musculares u otros directamente relacionados con el jugador.

Tipos de lesiones en el fútbol

Una lesión se entiende como un daño causado en el cuerpo. El concepto general se refiere a la afección que se produce por caídas, golpes, accidentes articulares o musculares, quemaduras u otras causas. Así, los tipos de lesiones en el fútbol se pueden dividir en dos vertientes:

  • Origen traumático. Estos tipos de lesiones son habituales, ocasionados generalmente por un accidente deportivo. Entre las lesiones de origen traumático destacan los daños en las extremidades como los esguinces, las luxaciones o las fracturas, entre otros.
  • Origen no traumático. Este tipo de lesiones en el fútbol se produce cuando el músculo se agota, destacando el calambre muscular. Por otro lado, existen otros factores relacionados con el aparato locomotor y en función de otros motivos intrínsecos al jugador como, por ejemplo, un gesto deportivo incorrecto, una mala alineación postural o laxitud articular.

Normalmente, las lesiones más comunes en el fútbol las pueden sufrir cualquier persona que practique esta disciplina, pero de manera general, los jugadores en edad de cadetes (14-16 años) y sobre todo los juveniles (a partir de 16 años) son los que más se lesionan. Para prevenir este tipo de lesiones es preciso llevar a cabo un buen entrenamiento en técnica y táctica, tal y como se trata en el Máster en Entrenamiento, Análisis del Juego y Dirección de Equipos de Fútbol.

¿Cómo tratar una lesión en el fútbol?

Los readaptadores deportivos, en el instante en que se produce una lesión en el fútbol de tipo muscular, ponen en marcha un proceso de recuperación que desencadena una secuencia de fases en la zona afectada consistentes en la degeneración, la inflamación, la regeneración miofibrilar y, por último, la formación de tejido fibroso. La sucesión de estas secuencias va a depender del grado de la lesión, la localización, así como el tiempo de evolución.

 

Principales fases de las lesiones

La primera fase que destaca en el proceso de lesiones en el fútbol es la aguda. Esta primera etapa tiene una duración entre 48 y 72 horas donde los expertos en el ámbito deben aplicar el método RICE, un protocolo que corresponde con las siglas de su título: R (reposo), I (Hielo), C (compresión) y E (elevación).

Para no incidir en errores, los especialistas aplican frío como norma general, aunque hay procesos lesivos como las contracturas musculares u otras donde no se producen inflamación y hay que aplicar calor desde el primer momento.

Por otro lado, una de las ventajas que tiene el protocolo RICE es que ayuda a hacer más pequeño el hematoma, disminuye la inflamación y acelera la recuperación o reparación de esas estructuras musculares dañadas. La compresión sirve para disminuir el riego sanguíneo a la zona, lo que produce un efecto antiinflamatorio potente. El hielo hay que aplicarlo en intervalos de entre 20 y 30 minutos cada tres o cuatro horas con el objetivo de que se introduzca en los planos profundos de la piel al principio.

De esta manera y según el tipo de lesión o la capacidad individual del deportista, el protocolo RICE se aplicará más o menos tiempo. Por ejemplo, cuando hay una contusión muscular, también llamado coloquialmente “bocadillo”, será usado menos tiempo y en una posición de estiramiento soportable.

Otra de las fases importante es la de activación muscular o cicatrización del tejido dañado. Esta etapa transcurre generalmente entre el tercer y el quinto día. A diferencia de la anterior, en esta fase se comienza con los ejercicios de una forma gradual y controlada como, por ejemplo, con ejercicios isométricos hasta la llegada de la aparición de una molestia soportable. Un ejemplo son los servicios médicos del F.C Barcelona que aportan un trabajo en esta fase de 6 segundos de contracción y 2 segundos de relajación.

Igualmente, en este periodo los especialistas añaden el trabajo del core para prevenir lesiones del aparato locomotor. En este sentido, también son destacables algunas disciplinas que son tendencia en el mundo del fitness como el método pilates, el body balance o el trabajo de fuerza (musculación, powerlifting), así como distintos trabajos en el medio acuático.

En esta fase, los expertos en el ámbito llevan a cabo el estiramiento del músculo usando métodos activos, es decir, dejando que la musculatura contraria y no lesionada al músculo dañado se contraiga y se estire en intervalos alternos, provocando que la cicatrización se haga en una dirección longitudinal al músculo.

La última fase a destacar para contrarrestar las lesiones más comunes en el fútbol es la de regreso a la práctica deportiva. De esta manera, el movimiento y la actividad física ayudan a resolver la dirección que deben tomar esas fibrillas musculares a la hora de formarse, obteniendo una mejor funcionalidad si se trabajan aspectos como la propiocepción, la coordinación o el equilibrio; en definitiva el fortalecimiento y la potenciación de los músculos con el fin de evitar el regreso de la lesión o futuras lesiones en la misma zona.

Cada lesión de fútbol se puede tratar de diferentes formas dependiendo del grado de la lesión y del propio deportista. Se deben de realizar diferentes estudios y pruebas para determinar el grado de la lesión y concretar las fases de recuperación.